Entretenida sin más esta película de ciencia-ficción sobre un futuro en el que se inventan unos robots que hacen de sustitutos de la gente común y que son controlados mediante una interfaz muy sofisticada por sus operadores. Los robots tienen el mismo aspecto de sus operadores, sólo que más jóvenes, con más pelo, etc.
La película empieza bastante bien y los primeros 20 minutos introducen la historia de los sustitutos y de un arma que es capaz de matar de un golpe al robot y a su operador. Desgraciadamente, en la segunda parte, el ritmo decae y se convierte en un policiaco rutinario que desaprovecha los elementos de ciencia-ficción salvo en la persecución de la agente del FBI por las calles.
Ah sí, como podéis ver, el protagonista es Bruce Willis y su pinta y su voz (el inconfundible Ramón Langa) son bastante diferentes cuando es robot de cuando es un biológico, pero como actúa como un autómata en ambos casos, el registro es muy plano y las escenas donde se pone melancólico por la muerte de su hijo son bastante malas.
En fin, un entretenimiento sin muchas pretensiones. Al menos la película es corta.
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