Excelente película, todo un clásico que yo no había visto hasta ahora. La película se estrenó en 1955 y, aunque no puedo estar seguro de esto, supongo que en su época causaría bastante revuelo ver a todo un galán como Robert Mitchum tratar de matar a dos niños indefensos, y sobre todo siendo un predicador.
El predicador es, en realidad, un asesino que se entera por casualidad al estar en la cárcel, de que su compañero de celda ha escondido un botín de 10.000 dólares en casa de su familia, donde residen su mujer y sus dos hijos. Al salir libre, va a buscar el dinero. Consigue engañar a la mujer para casarse con ellos y así enterarse de dónde está el dinero, pero todo se tuerce.
Robert Mitchum está genial haciendo de malo. Un tema inquietante es el de las canciones, que todo el mundo canta. No es que sea un musical, ni mucho menos, las canciones tienen todo el sentido para asustar, rezar, o dar pena. Es una pena que la versión que he visto no estuviera subtitulada porque sólo las he entendido parcialmente.
Los niños, sobre todo la niña, son un poco repelentes, pero actúan bastante bien, sobre todo el niño con sus caras de odio hacia el predicador.
No descubro nada si digo que es una gran película. De hecho, en FilmAffinity, es la que tiene la nota más alta de todas las que he visto, un 8,6.
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