Continuación de la cinta IP Man que comenté aquí hace ya un tiempo y que me ha dejado un buen sabor de boca, pese a ser la historia tantas veces repetida de las películas de artes marciales, aunque con un enfoque ligeramente distinto.
En esta continuación, el maestro Yip sigue mostrando su tranquilidad y su gran forma de luchar por la justicia y contra todo lo que se ponga en su camino, eso sí, de una forma más o menos "realista" y con un trasfondo antibelicista detrás que quizá es lo que más me ha gustado.
Las escenas de lucha está muy bien. Hay algunas ayudas de cables y otros trucos, pero en general se basan en coreografías muy bien ejecutadas, a una velocidad endiablada y que hacen creer que lo que ahí se ve es posible.
Mención especial a los diferentes combates sobre una mesa redonda cuando Yip Man está buscando permiso para poner su club de artes marciales. La verdad es que si fuera verdad, sería la leche. Aún así, muy buenas escenas.
Cuando entra en escena el boxeador inglés que denigra y denosta a los chinos y sus artes marciales, la cinta toma un cierto tinte reivindicativo, aunque sin caer en un exagerado amarillismo (perdón por el chiste fácil), lo que hace que al final la cinta mantenga una dignidad bastante conseguida.
Las interpretaciones, en general, como en todas las cintas chinas, muy exagerada en algunos papeles. Además el doblaje remarca más ese manierismo y sobregesticulación de algunos actores.
Por cierto, una mención a la música, muy interesante.
Y la nota histórica, Yip Man, existió de verdad y fue el maestro de Bruce Lee, ahí es nada. En fin, la película está bastante aceptable. Se puede ver sin haber visto la primera que, por cierto, y comparando las dos, es bastante más oscura y violenta que esta.
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