La experiencia me dice que hay 3 tipos de series cuando hablamos de animación japonesa. Primero tenemos las que están ambientadas en el futuro, con robots, mucha acción, violencia y, normalmente con un ambiente postapocalíptico o situadas en otros planetas.
Después tenemos las series con un cierto trasfondo mitológico-histórico como son todas las que están basadas en el Japón feudal y que mezclan cultura ninja con costumbres antiguas.
Y por último, las que podríamos decir que están basadas en la realidad del Japón más actual y donde normalmente no suele ocurrir nada de gran interés. Son historias simples, a veces con un trasfondo romántico o de amistad.
Lógicamente, estos tres tipos admiten múltiples variaciones en función del grado de violencia, sangre, sexo o idas de olla, como por ejemplo Trinity Blood donde se mezclan vampiros en un futuro postapocalíptico de La Tierra donde El Vaticano es la principal fuerza de lucha contra estos vampiros.
La serie que nos ocupa, de 10 episodios en total, pertenecería al tercer grupo, es decir, al de series lentas donde se muestra la cultura japonesa actual y donde lo más importante es una historia sencilla pero con múltiples matices.
La verdad es que no es una serie para un público adulto, pero tanto estos como el público joven la apreciarán a poco que les guste la cultura japonesa.
La historia trata sobre una chica que toca el piano y sus sentimientos, cómo en un principio los oculta, cómo se agobia por tocar en un festival, por hablar con el chico que le gusta, porque su mejor amiga tiene novio y ella no, porque su padre bebe demasiado, porque su profesor de música la regaña, y cómo poco a poco va superando todos esos problemas gracias a su madre, su hermana y sus amigos.
Seguro que la mayoría de la gente podría considerarla una mierda, pero tiene una serie de detalles que te dejan enganchado (por lo menos a mí). Por ejemplo, llama la atención la ausencia total de contacto físico, ni siquiera entre familiares, y las costumbres de la mujer yendo detrás del hombre en la calle, y otras que seguro se me escapan.
En fin, yo la recomiendo, aunque si a alguien no le gusta, es su problema, no quiero responsabilidades.
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